Un día Ismael estaba ordenando su cuarto cuando de repente se encontró una goma de borrar en el suelo. Cuando la iba a recoger, la goma empezó a moverse por toda la habitación. Ismael gritó: ¡Para!, pero la goma dando un salto se metío dentro de un jarrón.
Cuando el niño fue a cogerla, la goma le habló: ¿Que haces?, - le dijo- . Ismael gritó: ¡Pero si puede hablar!.
En ese mismo momento la goma dijo unas palabras mágicas y se quedó petrificado, le había hecho una maldición y no podía moverse, solo hablar.
En ese mismo momento la goma dijo unas palabras mágicas y se quedó petrificado, le había hecho una maldición y no podía moverse, solo hablar.
Entonces llamó a su puerta una amiga llamada Inés, la madre de Ismael le abrió la puerta y ella fue a la habitación, Ismael estaba allí petrificado y le dijo : ¡no puedo moverme, ayúdame!, una goma me ha hecho una maldición.
Inés empezó a hablar con la goma y con su dulce voz la convenció de que le liberara, a cambio la goma les pidió que la guardasen en un estuche y nunca la usasen porque no quería gastarse.
Ellos así lo hicieron y no volvieron a acordarse de ella, aunque tal vez algún día la encuentren los hermanos de Ismael y quién sabe lo que podrá ocurrir.
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