El socorrista, que lo había visto todo, le dijo que no podía llevarse la bandera y le dio otra bandera pequeña y ella se fue muy contenta para su casa.
Allí contó todo a sus padres que la riñeron porque había sido muy peligroso lo que había hecho.
Por la noche cuando Paula estaba jugando con la bandera pequeña se dio cuenta de que era mágica y podía volar con ella. Salió volando y se dio una vuelta por toda la ciudad.
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