Os dejo los textos de los dos cuentos que he pensado, uno es griego y otro de la India, a ver cuál os gusta más, después habrá que hacer los dibujos, colorear y representar.
En la votación ha resultado ganador el cuento AZUCAR Y SAL , así que ahora a prepararlo, ya os enseñaremos los resultados.
En la votación ha resultado ganador el cuento AZUCAR Y SAL , así que ahora a prepararlo, ya os enseñaremos los resultados.
LAS DOS VASIJAS
Un aguador de la
India tenía sólo dos grandes vasijas que colgaba en los extremos de un palo y
que llevaba sobre los hombros. Una tenía varias grietas por las que se
escapaba el agua, de modo que al final de camino sólo conservaba la mitad,
mientras que la otra era perfecta y mantenía intacto su contenido. Esto
sucedía diariamente. La vasija sin grietas estaba muy orgullosa de sus logros
pues se sabía idónea para los fines para los que fue creada. Pero la pobre
vasija agrietada estaba avergonzada de su propia imperfección y de no poder
cumplir correctamente su cometido. Así que al cabo de dos años le dijo al
aguador:
-Estoy avergonzada y
me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo obtienes la
mitad del valor que deberías recibir por tu trabajo.
El aguador le
contestó:
-Cuando regresemos a
casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.
Así lo hizo la tinaja
y, en efecto, vio muchísimas flores hermosas a lo largo de la vereda; pero
siguió sintiéndose apenada porque al final sólo guardaba dentro de sí la
mitad del agua del principio.
El aguador le dijo
entonces:
-¿Te diste cuenta de
que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Quise sacar el lado
positivo de tus grietas y sembré semillas de flores. Todos los días las has
regado y durante dos años yo he podido recogerlas. Si no fueras exactamente
como eres, con tu capacidad y tus limitaciones, no hubiera sido posible crear
esa belleza. Todos somos vasijas agrietadas por alguna parte, pero siempre
existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos
resultados
AZUCAR Y SAL
Había una vez
una casita de sal, construida al pie de la montaña.
En la casa vivían una viejita toda toda de sal, y un viejito todo todo de azúcar. Unos días se querían mucho y otros no paraban de discutir: Que si patatín, que si patatán... Que sí si patatán, que si patatín... Una tarde tuvieron una riña terrible, y acabaron tirándose los trastos a la cabeza. La viejita levantó su bastón de sal y le gritó al viejito: –¡Lárgate de aquí, viejo empalagoso! ¡Hazte una casa para ti solo! El viejito se fue llorando; pero no mucho, para no derretir sus mejillas... de azúcar. Con sus manos, de azúcar, construyó una casita de barro. Era una casa muy linda, pero el viejito de azúcar estaba triste porque echaba de menos a la viejita de sal. Un día decidió ir a verla, y le dijo: –¿Me das un poco de sal para la sopa? La viejita, enojada, le contestó: –Si quieres sal, búscala en el fondo del mar. El viejito volvió a su casa llorando; pero no mucho, para no derretir sus mejillas... de azúcar. Estaba desconsolado. Entonces vio una nube grande y gris, y exclamó: –¡Si pudieses llorar por mí...! Y comenzó a llover... A llover... A llover cántaros. Con tanta agua, la casita de sal empezó a derretirse. La viejita salió bajo la lluvia, corriendo, para que no se le derritieran sus pies de sal, a la casita de barro. Llamó a la puerta, gritando: –¡Por favor, déjame entrar! Y el viejito contestó: –No quisiste darme ni un granito de sal. ¡Pues ahí te quedas! Pero la viejita no se apartaba de la casa. Al ver que se estaba derritiendo, el viejito sintió mucha pena y, despacito, le abrió la puerta. Entonces, el viejito de azúcar y la viejita de sal se dieron un abrazo enorme, y se fundieron en un largo beso, ¡dulce y salado! Como la viejita que era toda de sal estaba empapada, se quedó pegada al viejito, que era todo de azúcar. Cuando estuvieron secos, por fin, pudieron despegarse. Pero al viejito de azúcar se le quedó, para siempre, la boca de sal; y a la viejita de sal, para siempre, la boca de azúcar. Desde entonces vivieron en la casita de barro, y no volvieron a discutir.
______________________________________________________
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario