jueves, 10 de junio de 2010

Cuento de Job


Había una vez un niño que se llamaba Job, él vivía en Tenerife. Era 3 de abril, su cumpleaños, y su madre le regaló unas gafas mágicas. Cuando Job fue al colegio, todos los niños se rieron de sus gafas, porque ninguno sabía que eran mágicas, ni el mismo Job lo sabía.

Job se enfadó mucho, empezó a ponerse rojo como un tomate y se fue llorando a casa y se lo contó a su madre. Ella le dijo que no les hiciese caso, que eso sólo era para fastidiarle, pero él no creía lo que le dijo su madre.

Un día tuvo un examen y sacó sobresaliente, con los demás exámenes pasó lo mismo y se fue a casa muy contento a contarle a su madre que había aprobado todos los exámenes.

La madre le dijo que las gafas no eran para hacer trampas en los exámenes, pero él le contestó que él no había copiado ya que él no sabía que las gafas eran mágicas.

Job era muy listo, pero él no lo sabía y las gafas le ayudaron a darse cuenta de que podía aprobar sin copiar.

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