Había una vez una niña que tenía mucha ilusión por ir a Disneyland París pero sus padres no la podían llevar, Isabel estaba triste porque ella lo deseaba tanto que a veces lloraba al acordarse que no podía ir.
Un día estaba sentada en una silla de su casa llorando y oyó una voz que le decía: ¿Por qué lloras Isabel?, ella contestó: ¿Quién habla? y la voz respondió: "Estoy en la silla, soy un duende que está aquí encerrado", Isabel se quedó muy sorprendida y le preguntó que cómo había llegado hasta allí.
El duende le contestó que un mago cruel le había encerrado allí por no haber hecho lo que le mandaba pero que podía ayudarla concediéndole un deseo.
Isabel enseguida le dijo lo que quería pero el duende le dijo que solo podría ir a la torre Eiffel en París.
Isabel no estaba contenta pero al fin subió a la torre Eiffel y se quedó muy satisfecha de haber podido ver la ciudad desde allí y quedó con ganas de volver otra vez, volvió a su casa y se fue a dormir.
Cuando despertó estaba en Disneyland París, se alegró tanto que se puso a llorar de alegría, se compró un montón de peluches de las series que le gustaban y le dio las gracias al duende por haberla concedido su deseo, él le dijo que gracias a que ella había aceptado hacer primero lo que no la gustaba él se había liberado de la maldición, así que los dos quedaron por fin felices.
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